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Quién está en el asiento del conductor Yo o mi emocional

Cuando pensamos en el estrés, ¿qué nos viene a la mente? ¿Algo con lo que vivimos? ¿Una insignia de honor? ¿Una señal de que estamos trabajando lo suficientemente duro?

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Se nos enseña desde una edad temprana que la vida es estresante y, como tal, emocional, y que asumir todo lo que podemos es la norma, a menudo en detrimento de nuestro bienestar. Se convierte en una profecía autocumplida.

Piensa en un momento en el que te hayas sentido abrumado emocionalmente.

  • La amígdala de tu cerebro es como un oficial de seguridad. Cuando detecta una amenaza a su seguridad, busca minimizar el peligro pasando a un modo de protección. ¿Esto me hará daño? ¿fallaré?

  • Su amígdala entonces aumenta su excitación emocional. Es vital que prestes atención a las primeras señales de advertencia de que esto está sucediendo:

  • Fisiológicas (p. ej., latidos cardíacos acelerados, músculos tensos, sudoración)

  • Cognitivo (por ejemplo, olvido, pérdida de concentración, diálogo interno negativo)

  • Emocional (por ejemplo, llanto, irritabilidad)

  • Conductual (por ejemplo, morderse las uñas, frotarse las manos)

  • Cuando experimentamos la sensación de lucha, huida o congelación, nuestra excitación emocional ha secuestrado nuestro cerebro cognitivo. Nuestra amígdala está en el asiento del conductor.

Ese es un problema real. Significa que la parte inteligente del cerebro que nos hace humanos, responsable de la resolución de problemas, la planificación, el pensamiento racional, el autocontrol, la empatía, etc., está disminuida.

  • Eso significa que luego nos volvemos hipervigilantes, observando amenazas donde no existen, buscando evidencia de peligro.

  • El pensamiento en blanco y negro que es consecuencia de una alta excitación emocional reduce nuestra capacidad de ver otras perspectivas; es como poner un foco en el problema en lugar de un reflector para explorar posibilidades alternativas.

  • Nuestras respuestas emocionales pueden aparecer como reacciones exageradas e irracionales, en ausencia de la neocorteza para mantener el control. Probablemente puedas pensar en momentos en los que dijiste o hiciste algo de lo que, en retrospectiva, te arrepientas.

  • Todo esto repercute en nuestra salud física y mental, en nuestras relaciones y en nuestro rendimiento.

Un enfoque de alarma de humo

La respuesta de lucha y huida es un mecanismo de seguridad diseñado para mantenernos a salvo, pero no ha evolucionado, por lo que continuamos utilizando este proceso fisiológico a pesar de que las experiencias que lo desencadenan no ponen en peligro la vida. Es un poco como una alarma de humo que salta… no sabe si realmente hay fuego o si alguien ha quemado la tostada. A menudo describimos esto como entrar en modo de protección y muchas cosas en la vida moderna pueden ponernos y mantenernos en modo de protección, lo que no es bueno para nuestra salud en general.

La necesidad de ser consciente

La excitación emocional es una bandera roja para detenerse y actuar. Tenemos la opción de tomar nota de nuestros signos y actuar en consecuencia o no. Y nos afectan a todos: nadie es invencible, y aquellos que sugieren que prosperan con el estrés están demostrando el síntoma clásico de estar atrapados en su propio mundo. Nuestro cerebro no puede mantener altos niveles de excitación emocional durante largos períodos y funcionar bien.

Tomando acción

Debido a que los desencadenantes no suelen ser una amenaza real para nuestra seguridad, podemos alterar nuestra respuesta emocional pensando en la causa de manera diferente. Tales estrategias cognitivas incluyen:

  1. Habla con alguien: pasa de un foco a un reflector para ver perspectivas alternativas.

  2. Centrarse en la solución en lugar de centrarse en el problema. ¿Cómo sería eso y luego cuál es el primer paso para lograrlo?

  3. Reconozca que preocuparse es normal, pero eso no significa que no debamos tomar el control consciente: Hacer algo (tomar medidas), borrar (aquello sobre lo que no tienes control), aplazar a un momento más relevante o delegar a alguien más apropiado.

  4. Establece límites para ti mismo y comunícalos claramente a los demás.

  5. Reformule los factores estresantes, p. 'No puedo hacer lo que me piden' podría convertirse en 'No tengo la información o el consejo que necesito para sentirme seguro para hacerlo todavía'.

  6. Sé consciente de tu crítico interior. ELIGE qué hacer con tus pensamientos. Su amígdala no debería dictar su comportamiento.

  7. ¡Ser amable con usted mismo! Asegúrese de equilibrar sus propias necesidades con las de los demás.

Cuando somos conscientes del impacto de la alta excitación emocional, nos damos cuenta de la necesidad de tomarlo en serio. ¿Por qué continuaríamos operando de una manera en la que no estamos desarrollando nuestro potencial, en la que estamos poniendo en peligro nuestras relaciones, en la que nos acercamos a la vida con nuestra amígdala en el asiento del conductor y no con nuestro cerebro cognitivo?

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